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lunes, 25 de mayo de 2009

Entreaprendizaje y entretenimiento

De la primera palabra con la cual titulé esta entrada, no tengo certeza alguna siquiera de su existencia en algún diccionario. Podríamos verificarla en www.rae.es, pero me gusta como queda y sirve. al menos a mi me sirve para repensar lo sigiente: Las tecnologías de la información y la comunicación revolucionan los modos y ámbitos de la educación. También el rol de los docentes, que más que impartir, deben compartir conocimiento. .
Recuerdo haber leído, hace ya varios años, un artículo titulado "La escuela es un lugar peligroso para los chicos" de John Holt donde se refleja en forma palmaria, los hechos, sensaciones y temores que nos acompañaron a buena parte de los que por allí pasamos.
Según Holt, nadie comienza la vida siendo un estúpido. Sólo tienes que observar a los bebés y a los niños y pensar seriamente sobre todo lo que hacen y aprenden, para darte cuenta que, con excepción de los seriamente retardados, muestran una forma de vida,una habilidad y deseo de aprender que bien podríamos llamar genial en una persona mayor.
Pero, ¿qué es lo que pasa con esta extraordinaria capacidad de aprendizaje y comprensión intelectual cuando vamos creciendo? lo que pasa que esto se destruye, más que nada debido al proceso mal llamado educación, que se desarrolla en la mayoría de los hogares y escuelas. Nosotros, los adultos, destruimos la mayor parte de la capacidad intelectual y creativa de los niños por las cosas que les hacemos y obligamos a hacer. Sobre todo destruimos esta capacidad al hacerlos miedosos, temerosos de no hacer lo que otras personas desean, de no agradar, de cometer errores o de estar equivocados. Les infundimos miedo para arriesgarse, miedo para experimentar, para probar las cosas difíciles, miedo a lo desconocido. En lugar de aminorar sus temores los acrecentamos, a menudo de forma monstruosa. Encontramos ideal la clase de 'buenos' niños que nos tienen el suficiente miedo para hacer lo que queremos, sin hacernos sentir que lo hacen debido al miedo que les imponemos. Los animamos a sentir que el principal objeto de todo lo que hagan en la escuela es nada más conseguir una buena clasificación en un examen, o impresionar a alguien con lo que ellos aparentan saber. No solamente matamos su curiosidad sino el sentimiento de que es una cosa buena y admirable el ser curioso, para que así, a la edad de diez años, la mayoría de ellos no hagan preguntas y muestren desdén hacia los pocos que así lo hacen.

¿Acaso nunca escucharon el famoso , tristemente célebre. e infame: "letra con sangre entra"?

¿O el repetir por escrito 100 veces "No debo patear la pared".?

La reflexión -provisoria- es :"vienen estas TICs a ayudarnos en la educación? o mejor aún, nos podremos mirar como seres humanos?, sin el desdén, que -sombríamente pero a la vez certeramente, apunta Holt sobre esos chicos de apenas diez años"